Úrsulo Galván, Ver. — La noche de ayer domingo cayó sobre la carretera federal 180 con el estruendo de un tráiler y el silencio abrupto que dejan las tragedias. Rosa Isela y su hermano Ángel, trabajadores del Ingenio La Gloria, emprendían un viaje cotidiano en motocicleta; sin embargo, el destino los sorprendió de manera cruel a la altura del poblado El Cedro.

El tráiler que los arrolló no solo truncó sus vidas, también dejó una estampa dolorosa que marcó a los testigos: el cuerpo de Rosa Isela quedó tendido sobre el asfalto, a pocos metros de donde la máquina pesada le arrebató el último aliento, mientras que Ángel quedó atrapado entre las llantas delanteras del vehículo.

Vecinos y automovilistas que pasaban por la zona detuvieron su marcha; algunos murmuraban oraciones, otros apenas podían contener las lágrimas ante la escena que parecía más una postal de horror que la realidad misma.

Elementos de la Policía Ministerial y Servicios Periciales realizaron el levantamiento de los cuerpos. El silencio, apenas interrumpido por el ulular de las sirenas, se volvió un manto que cubrió la tragedia.

Rosa Isela y Ángel no eran extraños para la comunidad. Eran hermanos trabajadores, conocidos en el Ingenio La Gloria, donde diariamente compartían el esfuerzo y la vida. Hoy, sus nombres quedan unidos en una misma historia, la de una partida prematura que enluta no solo a una familia, sino a todo Úrsulo Galván.

Los cuerpos fueron trasladados al SEMEFO para los procesos correspondientes, antes de ser entregados a sus seres queridos, quienes habrán de darles sepultura según sus creencias. Mientras tanto, en la memoria colectiva quedará la certeza de que esa carretera guardará, por siempre, el eco de una tragedia que arrebató a dos hermanos que viajaban juntos… y partieron juntos.

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