San Andrés Tuxtla, Ver. — 26 de agosto de 2025.-
La madrugada se volvió insoportable en Villas Ranchoapan 2. El sonido de las carrozas fúnebres rompió la calma y con él llegaron los gritos, el llanto y los abrazos que buscaban consolar lo inconsolable.
En el interior, los féretros de Elma del Carmen y de sus tres pequeños, Génesis, Mateo y Lucas, fueron recibidos entre flores, veladoras y lágrimas. “No se vale, no tenían que llegar así”, alcanzó a decir una vecina con voz quebrada.
Los niños, que hasta hace unos días jugaban en las calles con carritos y balones, hoy fueron despedidos con las frases más dolorosas: “Tus juguetes se quedaron en mi casa”, “Dijiste que volverías para jugar”. Palabras que se elevan como oraciones al cielo.
El fraccionamiento entero se unió en un solo duelo. Nadie podía creer que la risa de los pequeños se apagó en cuestión de segundos, cuando un autobús de pasajeros se atravesó en su camino el pasado domingo.
En la casa familiar ya no se escuchan travesuras ni juegos; solo el murmullo de oraciones y el crujir de las coronas fúnebres que siguen llegando. Más tarde, los cuerpos serán despedidos con una misa en la Catedral de San José, antes de partir a su última morada.
El padre de la familia, también víctima del accidente, fue llevado a la Ciudad de México, donde sus propios padres cumplirán la dolorosa tarea de sepultarlo.
Hoy, en San Andrés Tuxtla, la vida se detuvo. La comunidad despide a una familia entera con el mismo sentimiento: el vacío que deja la ausencia y la impotencia frente a un destino arrebatado.
🕊️ Que descansen en paz.





