Redacción/La Red Informativa

Orizaba, Ver. – Este 28 de agosto de 2025 se cumplen ya 52 años del terremoto que despertó y destruyó la ciudad de Orizaba y parte de otras ciudades cercanas como Córdoba, Fortín, Ixtaczoquitlán y otros municipios que sintieron los estragos del movimiento telúrico que cimbró toda la zona centro del estado de Veracruz.
Municipios afectados por este terremoto fueron Acultzingo, Maltrata ,Ciudad Mendoza, Nogales, Huiloapan, Rio Blanco, Orizaba, Ixtaczoquitlán, Ixhuatlancillo, Atzacan, Mariano Escobedo, La Perla, Fortín y Córdoba.
Fue la madrugada del 28 de agosto de 1973 aproximadamente a las 3:55 de la mañana cuando la zona centro de la entidad veracruzana despertó con un terremoto de 7.3 grados de acuerdo con el Servicio Sismológico Nacional (SSN), duró casi dos minutos con epicentro a 30 km al suroeste de Tierra Blanca.
Este movimiento telúrico afecto directamente a los estados de Oaxaca, Veracruz y Puebla, siendo Orizaba, y municipios aledaños los más afectados y donde se contabilizaron tan solo en Orizaba 539 muertes, además de causar daños en municipios como Serdán, Puebla, Córdoba, Nogales y Veracruz, ascendiendo a 1 mil 200 personas fallecidas y daños materiales incuantificables.
Este terremoto fue trepidatorio y oscilatorio, convirtiéndose en uno de los sismos más devastadores de la historia.
Hoy se cumplen 52 años de una amarga historia de llanto, miedo,dolor y muerte; que enlutó a varias familias de la zona centro y que destruyó viviendas, inmuebles y dejo desolación entre las familias veracruzanas.
Esa mañana las calles se llenaron de personas que buscaban refugio y no daban crédito a lo que estaba pasando, el miedo comenzaba a imperar, los daños se veían por doquier: Casas, iglesias y edificios mostraban las consecuencias del sismo; algunos inmuebles se habían derrumbado en su totalidad.
Los servicios médicos y de seguridad no se daban abasto. La devastación y daños provocados eran escalofriantes; sin duda, uno de los hechos más mortíferos en la historia del país.
Diversos municipios también quedaron totalmente devastados por lo que tuvieron que recuperarse desde sus cimientos.
La población en los lugares respondió bien a la causa, muchas familias abrieron sus casas para hospedar a personas que habían perdido sus viviendas.
En las calles, durante dos días solo se podían observar diversas carrozas fúnebres y los diferentes funerales.
Las huellas físicas del desastre se han borrado con el paso de los años pero no debe perderse de la memoria colectiva eventos que han marcado a la población, al ser un recordatorio que nos invite a estar preparados cuando un nuevo sismo vuelva a ocurrir.

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