Unos se pitorrean y otros lo toman en serio. Lo cierto es que ningún presidente había despertado tantas pasiones, discusiones, diferencias y pleitos entre amigos y familias.

Por ejemplo, en vísperas de la Semana Santa y alrededor de templos católicos ya venden bolsitas de “incienso de San Amlito” para atraer la prosperidad y oraciones para que se reelija Andrés Manuel López Obrador.

También ofrecen en la Ciudad de México un  juguete de peluche conocido como “el AMLITO que habla”. Cuesta 200 pesitos y comentan que tiene mucha demanda entre la gente.

En octubre del 2019, en un pueblo de Sonora, López Obrador implícitamente se comparó con Jesucristo, a quien crucificaron “por defender a los humildes”. ¡Alabado sea!

 Y apenas la semana pasada se voló la barda. Dijo que él platica con Benito Juárez y le pide consejos… casi todos los días. Superó a Nicolás Maduro, el de Venezuela, quien asegura que le habla un pajarito y le trae noticias de Hugo Chávez desde el más allá. ¡No, totol!

Los adversarios de López Obrador toman a chunga los dichos y hechos del presidente. 

Sus seguidores, en cambio, juran que es el mejor presidente de la historia y no faltan los osados que sugieren su canonización. Amén. 

 ¿En qué lado se ubican ustedes, amables lectores?

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